Título : | Floresta de indias | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Alberto M. SALAS (selec., pról., notas) ; MIGUEL A. GUERIN (selec., pról., notas) | Lugar-Editorial-Fecha: | Buenos Aires : LOSADA, c1970 | Colección: | (Colección Prisma) | Descripción física: | 222 p. | Nota general: | Notas al pie de las páginas.
Bibliografía: p. 203-211.
Contiene índice de palabras anotadas.
| Idioma de publicación : | Español | Ubicación: | 980.01 F634 | Temas: | AMERICA - DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA AMERICA - DESCUBRIMIENTO Y EXPLORACIONES - ESPAÑOLES - CRONICAS AMERICA - HISTORIA AMERICA LATINA - DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA - ESPAÑOLES AMERICA LATINA - DESCUBRIMIENTO Y EXPLORACIONES - ESPAÑOLES - CRONICAS CRONICAS DE INDIAS ESPAÑA - HISTORIA Y PRESENCIA EN AMERICA FERNANDEZ DE OVIEDO Y VALDES, GONZALO - CRONICAS GARCILASO DE LA VEGA, INCA - CRONICAS
| Resumen: | Decir que la Conquista de América es una de las mayores empresas jamás realizadas por el hombre es casi un lugar común. Los azares y aventuras, el sacrificio y la muerte signaron esa epopeya que comprometió por igual a hispanos y nativos: las culturas indígenas fueron abatidas y nuevas formas de vida surgieron e irradiaron desde las nacientes ciudades. Testimonio de esas vicisitudes son las crónicas e historias de Indias, particularmente escritas en el siglo XVI, contemporáneas de los hechos que narran. En esta obra, los autores, incursionan en esta documentación desde una perspectiva diferente: además de la histórica y etnográfica, rescatan la riqueza de su contenido "humano". Este libro recoge una selección de textos breves que muestran la vida cotidiana en la América del siglo XVI, el esplendor de la naturaleza sobrecogedora, las relaciones entre conquistados y conquistadores, y otros aspectos.
| Contenido: | Advertencia.
¡Oh, qué cosa tan trabajosa es descubrir nuevas tierras!
El Almirante divisa las sirenas.
Los hijos mestizos que Dios me ha dado en estas tierras.
El espíritu indomable de la aventura.
Sobre una enamorada y su rufián.
Eran tan confusas en el aire que Bernal no sabía si se arrodelaba de flechas o langostas.
Juan Morán de la Cerda se arranca un ojo para pelear mejor.
En estas Indias todos son caballeros.
Del gran silencio que se hizo después de la prisión de Guatemuz.
Los rudos amores de Michele de Cúneo.
El sin ventura de Juan Yuste.
La extraordinaria grandeza de Don Pedro de Cabrera.
Del gatillo que reconocía idolatrías.
Dos cartas familiares de un Pérez que se ha convertido en Señor en las Indias.
Y ahora que soy viejo...
Cuentos de micos.
Fórmula variable del veneno con que los indios, irremediablemente eliminaban conquistadores.
Del madurar de las esmeraldas.
Los caballos inmortales.
Barbas que siguieron creciendo después de la muerte.
En las tormentas se hace los romeros y promesantes.
La otra línea de Tordesillas.
De noche el campo de los indios parecía un cielo lleno de estrellas.
Vaca de Castro envía a su mujer tenacillas para depilar y recatados dineros.
Y yo, como pecador, no fui digno de verlo.
Los trabajos del ballestero Bartolomé García.
Los ensalmos de Juan Catalán.
Andrea de la Roca, un nadador que ponía espanto.
Las opiniones del licenciado Castro sobre las mujeres peruanas.
Pedrarias Dávila, el resucitado.
Sobre las cualidades del ají o pimienta de las Indias.
Alonso de Avila y la fantasma que se le aparecía en su prisión, en Francia.
Una muerte singular por castigo divino.
Del buen pelear del capitán Juan de Ribera.
Formas discretas de justicia que sugiere don Pedro de Mendoza a su teniente a su teniente Juan de Ayolas.
Diego de Nicuesa, el gran trinchante.
Y no volvió porque tenía la cara labrada y varios hijos mestizos.
Un pájaro agorero.
El factor de Asunción del Paraguay, Pedro de Orantes, y sus problemas de conciencia.
Margarita de Vergara, mujer que jamás escupió y que encaneció en una noche de dolor.
Dios nos libre de bachilleres...
¡A la gala, a la gala de mi amo Don Diego!
Una broma para chapetones.
De cómo Marcián Diañez pidió campo seguro a Gonzalo Pizarro...
Una ceremonia de iniciación en las calles de Asunción.
Menosprecio y desdén de esmeraldas.
De cómo se comieron en casa del Capitán Garcilaso los primeros espárragos que se dieron en el Cuzco.
Francisco de Aguirre abjura de sus habladurías y demasías.
Del horroroso y lento final de un soldado del Nuevo Reino a manos de los indios Musos.
De cómo acabaron las holganzas de Gómez de Tordoya.
Osadías y habilidades de Alonso de Ojeda.
Por las dudas haya veneno en la punta de las flechas...
"... porque después de Dios, las ballestas nos dieron las vidas".
Este Francisco Pizarro que en lugar de administrar justicia se pasaba el día en el campo, espigando trigo...
Francisco de Carvajal y sus donaires de verdugo.
Cómo murió en la Nueva España el licenciado Luis Ponce, que era algo músico.
De las extrañas e increíbles propiedades y maldades del azogue.
La cierva encantada.
De la sepultura que buscó Diego de Ocampo.
Y al astrólogo Botello, que tenía familiar, no le aprovechó su astrología.
Las claves para los caciques Suegro y Quemado.
Hambruna y antropofagia en la expedición de Jiménez de Quesada.
De los esclavos que pasaron por clavos del Oriente.
Elementales obligaciones del caballero.
Vea si seremos buenos pobladores...
De los naranjos y la siesta de Bernal Díaz.
Las extrañas habilidades de Pedro Mariño de Lobera, soldado y cronista de Chile, manejando las tijeras.
No suponga S.M. que hemos tomado truchas a bragas enjutas.
Las ricas esmeraldas que tenía Cortés.
Vino candeal, sardinas y el Rey Gonzalo.
El día de un señor indiano.
Una india por una carpa de grana y un sayo de terciopelo.
La muerte de Blasco Núñez y la suerte de sus barbas.
Acerca de un gato casero y de un gavilán que maravillaron a Atahualpa, cuando estaba en prisiones.
De los tiburones y de su increíble voracidad.
De cómo Alonso de Ojeda se hizo curar una herida de yerba.
El buen pelear y flechar de las Amazonas.
De manatíes y uno que llamaban Mato.
Pizarro aguarda en Cajamarca la venida del Inca Atahualpa.
Un aperreamiento en la ciudad de León, el 16 de junio de 1528.
Regalos de Indias.
Algunas prevenciones del Virrey Toledo para la mayor devoción de Corpus Christi.
No sea cosa que se debilite la generación de los conquistadores en las nuevas tierras.
De los tres Castillo que hubo en la conquista de México.
Terapéutica para las heridas con yerba.
Miniatura española.
Un hombre desnudo a la ventana.
Lorenzo Bernal resuelve su progenie.
Pedro Ortiz, ermitaño en una tumba indígena.
De la brava batalla que un enfermo libró con las ratas de un navío anclado en el puerto de Trujillo.
Como el canto de un grillo evitó el naufragio de la flota de Alvar Núñez Cabeza de Vaca.
Escarmiento y burla de filológos.
Rarae aves.
Elogio del níspero americano.
Tanto va el cántaro a la fuente...
La aventura de las tres enamoradas y el caimán.
Las excelencias del arte plumario.
La acémila que perdió los hocicos bebiendo en las aguas del Magdalena.
El perro Becerrillo que ganaba sueldo y parte como ballestero y medio.
Caído México, los vencedores eligen...
La firmeza con que Francisco de Aguirre empuñaba la lanza.
Conversación de jóvenes damiselas metropolitanas sobre los viejos conquistadores.
De los gatos en el clima americano.
Parecía a los encantamientos del Amadís.
Cuestiones de toponimia.
Problemas y dilemas de Indias.
El convivio de los vencedores.
Juan de Osorio, por las playas del Janeiro, venía almorzando una presa de gallina.
El conde de Nieva ve con claridad el futuro.
Del murciélago que, por hartarse, salvó una vida.
Y no digo por jactanciarme. |
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