Resumen: | Germán Urquiza es acusado de homicidio, lo que termina en una pena de siete años en una penitenciaría de la ciudad de Rocha. Fumador contumaz, hace de su vida un canto al hedonismo sin abandonar nunca su costado estoico. Mientras en Kiev, Nikolai Popov, otro estoico, pero soviético, es condenado a una muerte prematura por una enfermedad rara y degenerativa. En Progreso, Yanín Rodríguez no correrá con una mejor suerte, pero su enfermedad es una violenta adicción a la pasta base y una vida condenada entre changas y desconsuelos. Entretanto, desde el cielo bajará la muerte hecha cuerpo de mujer ensangrentada y chocará contra el parabrisas del futuro de dos resilientes hermanos.
En Bergen, un grupo de inmigrantes alienados logra, al igual que Sísifo en la cima de la montaña antes de volver a lanzar cuesta abajo la roca y retornar a su fatalidad, gozar de algo parecido a la libertad, cada vez que juegan, en una especie de sacro ritual, a meterse cucharones en el culo.
Francesca Salvatores irá deshojando versos a lo largo de toda la novela, para que la cuesta no sea tan patética, y un montaraz travesti de la ciudad de Young, al que apoda He-man, aceptará una oferta que le costará la vida y no recibirá nada a cambio, excepto, no morir asesinado por transfóbicos.
La obra es la ópera prima del autor, que llevará al lector desde Peñarol hasta Siberia y casi sin escalas -más allá de sexo sin consentimiento, amargas verdades, perros sin desparasitar, deudas no pagas, inocentes sapos estallando por los aires, una nave dorada abduciendo feministas y un caficho sudado y cocainómano-, hasta los miserables pagadores de impuestos de siempre se rediman como nunca: con un botín que nunca imaginaron que podrían encontrar [extraído de contratapa] |