Delmira Agustini
Nacida en
Montevideo el 24 de octubre de 1886, en el seno de una familia burguesa, de
madre argentina y padre uruguayo. Recibe educación en el propio hogar, clases
de francés, de música y de pintura. Desde muy pequeña demuestra poseer
extraordinaria sensibilidad e inteligencia.
Una crianza
extremadamente celosa así como condescendiente, signada por la relación
posesiva y dominante de su madre, la llevan a desarrollar tempranamente una
vocación literaria, de la que emerge con fuerza liberadora su voz poética. A
partir de 1902, a los dieciséis años, empieza a publicar sus primeros poemas en
la revista La Alborada. En 1907
publica El libro blanco, su
primer libro, muy bien acogido por la crítica. Rápidamente se convierte en un
personaje destacado de la vida cultural montevideana y los mismos padres
sobreprotectores que la llaman “la nena”, alientan la publicación de sus versos
encendidos. Su tercer libro, Cálices
vacíos (1913) es considerado una obra fundacional, precursora de la
exploración de la sexualidad en la lírica femenina de América, que abre el
camino para otras poetas del continente, como la chilena Gabriela Mistral, la
argentina Alfonsina Storni y la uruguaya Juana de Ibarbourou. El prólogo de
este libro firmado por el poeta Rubén Darío así lo enuncia: “Si esta niña bella
continúa en la lírica revelación de su espíritu como hasta ahora, va a asombrar
a nuestro mundo de lengua española”.
En 1913, luego de
un noviazgo de más de 5 años, contrae matrimonio con el joven comerciante
Enrique Job Reyes. A los cincuenta y
tres días de casada retorna a la casa de sus padres y mantiene con su marido
una relación de amantes, siendo ella la que inicia el trámite de divorcio,
amparándose en la ley discutida y aprobada en la sociedad de la época.
La tarde del 6 de
julio de 1914, Delmira acude a una cita con su esposo, devenido en amante y
allí, en una habitación alquilada exclusivamente para estos encuentros
amatorios, Job Reyes la asesina de dos balazos, para luego suicidarse.
En el ámbito de
las letras uruguayas se vinculó con Juan Zorrilla de San Martín, Carlos Vaz
Ferreira y José Enrique Rodó y tuvo amistad con María Eugenia Vaz Ferreira. A
nivel internacional, mantuvo amistad con Ruben Darío, Manuel Ugarte y Miguel de
Unamuno, nombres reconocidos de la época, quienes la admiraron y reconocieron
su talento creativo.
A pesar de su
corta vida, la poesía de Delmira se destaca con su talento y visión femenina en
la corriente modernista rioplatense, reconocida como referente de la generación
literaria del novecientos.
Bibliografía:
- El libro blanco (1907)
- Cantos de la mañana (1910)
- Los cálices vacíos, pórtico de Rubén Darío (1913)
- Obras completas: Tomo 1, El rosario de Eros; Tomo 2, Los astros del abismo (1924)
- Poesías (1944)
- Poesías completas (1971)
Ediciones póstumas:
- El rosario de eros (1924)
- Los astros del abismo (1924)
- Correspondencia sexual (1969)
OBRAS DE DELMIRA AGUSTINI EN LA BIBLIOTECA